Las fibras de viscosa han desempeñado un papel importante en los productos de higiene durante muchos años debido a sus propiedades naturales como la absorbencia, la suavidad y el cuidado de la piel, y su papel se ha vuelto aún más pronunciado a medida que aumenta la demanda de soluciones respetuosas con el medio ambiente.
Hasta ahora, la mayoría de los productos de higiene se fabricaban con fibras sintéticas, diseñadas para un cómodo uso de un solo uso. Pero la desventaja que conlleva esta comodidad es el gran desperdicio. Desafortunadamente, una parte importante de estos desechos termina en nuestras aguas y en el océano, provocando uno de los peligros ambientales más graves de nuestro tiempo. La contaminación plástica de los océanos que causamos no solo amenaza los hábitats de muchos animales, sino que los microplásticos también ingresan a nuestra cadena alimentaria con consecuencias sin precedentes. A diferencia de las fibras de origen petroquímico, las fibras de viscosa se fabrican a partir de materias primas renovables y son biodegradables tras su uso. Reemplazar las fibras sintéticas en aplicaciones higiénicas por fibras biodegradables significa ser más respetuosos con el medio ambiente.